CRISTO, REY NUESTRO, VÉNGANOS TU REINO. MATEO 25, 31-46. Con la celebración este domingo de la fiesta solemne de Cristo Rey iniciamos la última semana del Año Litúrgico 2013-2014, por eso, al portas de finalizar este año debemos colocar nuestra mirada en Jesucristo, Rey del universo; Él vino para enseñarnos y mostrarnos que el Reino de Dios es un reinado de amor, de entrega y de servicio incondicional, al cual estamos invitados todos los que lo queramos seguir.
Jesús, como Rey, no vino para vivir cómodamente en medio de las riquezas, sino para enseñarnos y darnos ejemplo con su propio testimonio de vida, básicamente sobre estas verdades: -Vino para curar las enfermedades y males de que padece el mundo, pues Él es el Pastor que recoge y cura las ovejas heridas y perdidas.
–Vino para llenar nuestra vida y corazones de amor y misericordia y nos lo ha prometido hasta el final de nuestros días.
-Vino para ayudarnos a ganar la batalla contra el mal, pues vino a poner a nuestros enemigos a sus pies con el poder de la cruz.
-Vino para enseñarnos a preocuparnos y ocuparnos de los más necesitados y vulnerables de nuestra familia, amistades y sociedad.
Cristo quiere seguir reinando en medio de nosotros y por ello nos pide que reinemos junto con Él sirviendo y ayudando a nuestros hermanos más necesitados. Todos los que seguimos a Cristo estamos invitados a la hospitalidad generosa con nuestros hermanos y a hacernos predicadores perseverantes por causa del evangelio, sufriendo críticas, burlas, rechazo y hasta persecuciones.
Dios se nos muestra en este Evangelio como el Pastor que cuida y apacienta sus ovejas; como el Juez honrado que separará a los buenos y a los malos, a los primeros los llamará hacia Él y a los otros los apartará y como Rey eterno y supremo del mundo y de nuestras vidas. Por ello, te pedimos Señor que abras nuestros corazones para que seas nuestro único y verdadero Rey y podamos vivir eternamente contigo en el cielo. Amén.
Jesús, como Rey, no vino para vivir cómodamente en medio de las riquezas, sino para enseñarnos y darnos ejemplo con su propio testimonio de vida, básicamente sobre estas verdades: -Vino para curar las enfermedades y males de que padece el mundo, pues Él es el Pastor que recoge y cura las ovejas heridas y perdidas.
–Vino para llenar nuestra vida y corazones de amor y misericordia y nos lo ha prometido hasta el final de nuestros días.
-Vino para ayudarnos a ganar la batalla contra el mal, pues vino a poner a nuestros enemigos a sus pies con el poder de la cruz.
-Vino para enseñarnos a preocuparnos y ocuparnos de los más necesitados y vulnerables de nuestra familia, amistades y sociedad.
Cristo quiere seguir reinando en medio de nosotros y por ello nos pide que reinemos junto con Él sirviendo y ayudando a nuestros hermanos más necesitados. Todos los que seguimos a Cristo estamos invitados a la hospitalidad generosa con nuestros hermanos y a hacernos predicadores perseverantes por causa del evangelio, sufriendo críticas, burlas, rechazo y hasta persecuciones.
Dios se nos muestra en este Evangelio como el Pastor que cuida y apacienta sus ovejas; como el Juez honrado que separará a los buenos y a los malos, a los primeros los llamará hacia Él y a los otros los apartará y como Rey eterno y supremo del mundo y de nuestras vidas. Por ello, te pedimos Señor que abras nuestros corazones para que seas nuestro único y verdadero Rey y podamos vivir eternamente contigo en el cielo. Amén.